Situada en el borde de un acantilado de setenta metros de altura, la casa ofrece una serie compleja de espacios de estar fluidos, inscriptos en un perímetro conformado por una serie de curvas y contracurvas que se extienden en respuesta al paisaje y al sol.
Las áreas de día componen un voladizo sobre el océano permitiendo excelentes vistas de la costa. La planta más baja forma una base construida con paredes de piedra áspera, como una extensión del acantilado. Estas paredes continúan a lo largo del borde del acantilado formando una serie de jardines terraza y una piscina.
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